Hoy toca día de limpieza o, como yo los llamo, días de poner orden a tu vida. Siempre he sido una persona muy ordenada (demasiada, te dirían algunos), pero desde hace 9 meses que me mudé a Madrid, a veces siento que no me da la vida para todo. En ese momento me acuerdo de mi madre, una de las personas que más admiro en el mundo, y de su capacidad de llevarlo todo por delante sin ni siquiera despeinarse. Mi abuela —su madre, claro— también tenía ese superpoder. Familia numerosa, ocho niños, las visitas de un día cualquiera, el resto de la familia… vosotros ya me entendéis. Aun me sigo preguntando cuál era su secreto. Y a pesar de ello, siempre tenía un momento para ti, una sonrisa puesta, anteponiendo tus necesidades a las suyas.
Para mí se me hace muy difícil (o fácil, según cómo se mire) hablar de ella. Se me llena la boca, como podréis comprobar. Pero con mi familia en general. De mis abuelos aprendí el significado de la palabra hogar, de lo importante que es permanecer juntos, venga lo que venga; del amor, del cuidarnos unos a otros, de la familia. Definitivamente, el mejor legado que nos han dejado. Y saber que, a pesar de los años que pasen, sigan siendo el pegamento que nos une es de las cosas que más me emocionan en el mundo.
Cuando me preguntan sobre las cosas de las que estoy más orgullosa en mi vida se me podrían ocurrir unas tantas. No obstante, todas ellas tienen de base todos los valores que nos han inculcado.
Vuelvo a mi habitación y comienzo a rebuscar entre mis cosas. En lo alto del armario, con las cosas de la universidad que me traje, encuentro mi carpeta con apuntes. Dentro encuentro un ejercicio que nos pasó Andrés hace ya cosa de un año: ¿cómo te ven los demás? La siguiente pregunta es más complicada: ¿cómo te ves tú? Nunca se me ha dado bien hablar de mí misma. Pero entonces echo la vista atrás y veo cómo he cambiado, quién he sido siempre.
Si tuviera que quedarme con 2 o 3 atributos, diría que me considero una persona curiosa y observadora. Desde pequeña siempre he sido una persona que se fija en todo lo que hay a su alrededor, cuando para muchos, algunas cosas pasan desapercibidas. Supongo que esa es una de las razones por las que la fotografía me cautivó. ¿Nunca te has parado a pensar todo lo que hay detrás de un simple retrato?, ¿lo que esconde una foto familiar en el campo?, ¿y lo que estará pensando la chica del autobús que va leyendo todas las mañanas? Al final gran parte de lo que somos está ahí, a simple vista. Solo tenemos que fijarnos más y bien.
Esta inquietud por conocer a las personas y estar al tanto de lo que pasa ahí fuera fue una de las cosas que me movió a crear este blog, porque captar la esencia de las personas, aquello en lo que no solemos reparar, siempre es un buen comienzo para entender un poco mejor cómo funciona el mundo. Ponerse en la piel de los demás, descubrir cómo afrontan la vida, por qué hacen lo que hacen; creo que es algo que, al final, nos hace más humanos si cabe. Sin duda, el mejor punto de partida para trabajar una comunicación con propósito, una comunicación con valores, una comunicación real.
Comenzaba este blog diciendo que en un mundo cada vez más superficial, andamos por la vida coleccionando fotografías a las que nadie presta atención. Pero ¿qué dice realmente nuestro retrato de nosotros mismos en los ojos correctos? En este blog, algo tenemos claro, y es que para ver bien, a veces solo basta con cambiar la dirección de la mirada.
Aprovecho este espacio para compartir un artículo que escribí en LinkedIn hablando sobre marcas con propósito y valores. Pero también un podcast en el que participé contando un poco mi experiencia en comunicación. Creo que no hay mejor carta de presentación. Sobre todo, porque su presentadora es de estas personas que es necesario conocer al menos una vez en la vida.
Nos colamos en Family para conocer más a fondo a Carmen Esquivias, Dircom de una de las agencias de comunicación sevillanas líder.
Carlos Onrubia, fotógrafo de Mango, cuelga la cámara por una tarde para hablarnos de fotografía y moda.
Carmen Gómez, consultora de comunicación, se convierte hoy en nuestra guía por el maravilloso mundo de los valores.
Si a Bad Bunny le sirve para hacer un gran hit, ¿qué no podríamos hacer nosotros solo con una llamada y un café?
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